viernes, 22 de mayo de 2009

POR EL ACCESO A LA JUSTICIA DE LAS MUJERES



Karina del Carmen Herrera Clímaco.

UNA MUJER INOCENTE CONDENADA INJUSTAMENTE PRECISAMENTE POR ESO: SER MUJER, JOVEN Y POBRE.



Karina Herrera Clímaco lleva 7 años en la cárcel de Ilopango condenada, cuando apenas tenía 20 años, por un crimen que no cometió. En el año 2002 fue acusada, juzgada y sentenciada a 30 años por el homicidio de su hija recién nacida, en un proceso plagado de deficiencias técnicas, legales y judiciales, sobre la base de pruebas inconsistentes y cuestionables técnica y legalmente.

Este “error” de la justicia no es casual. Karina es mujer, joven y pobre. Cuando fue condenada sobrevivía en un barrio pobre de Ilopango, con una historia muy parecida a la de muchas mujeres de nuestro país. Fue madre adolescente, quedó embarazada y tuvo su primer hijo a los 16 años, otros dos más cuando apenas contaba con 20. Como tantas otras mujeres salvadoreñas, le toca a ella sola asumir el cuidado de sus hijos e hijas ante la irresponsabilidad del padre. Al poco tiempo del tercer parto se somete a una esterilización en el Hospital de San Bartolo, exitosa según consta en el expediente médico.

A mediados del año 2001, tan sólo seis meses después de la esterilización, Karina se da cuenta de que está nuevamente embarazada. Sometida a una gran presión familiar y económica, e indignada y confundida ante el terrible fallo del sistema de salud, oculta este embarazo ante su familia, con la que convive en una casita en Ilopango de apenas 40m2 – con sus tres hijos, su madre, padrastro y hermana-.

En la madrugada del día 17 de enero de 2002, mientras toda la familia dormía, Karina se pone de parto, tiene fuertes hemorragias y se desvanece, y es trasladada al Hospital de San Bartolo en Ilopango. A partir de este momento comienza una cadena interminable de errores médicos, forenses, fiscales y judiciales que llevan a Karina a la cárcel, de donde todavía no ha salido, a pesar de ser inocente.

Durante estos últimos dos años, un grupo de personas convencidas de la inocencia de Karina y de la necesidad de reivindicar justicia hemos estado analizando todo el proceso judicial, el expediente del caso, consultando a expertos nacionales e internacionales tanto forenses, como abogados. Estas son nuestras afirmaciones:

· En relación a las pruebas aportadas para condenar a Karina de homicidio, diversos expertos forenses y anatomopatólogos nacionales e internacionales han emitido informes oficiales en los cuales constatan que no existen evidencias que demuestren que la criatura nacida fuera estrangulada por su madre, y que la prueba forense que sustentó la condena fue errónea. Es más, las nuevas pruebas con las cuales solicitamos la revisión, indican que la muerte se produjo de forma natural en el parto, por no haber sido cortado el cordón umbilical, lo cual determinó el desangramiento de la criatura.



· Durante todo el proceso Karina tuvo una asistencia legal muy deficiente. Hubo un continuo cambio de defensores públicos – dos públicos y dos privados- distintos en un proceso de poco más de un año-, ninguno de los cuales presentó informe forense ni médico que diera una interpretación correcta de las causas de la muerte de la criatura. El procedimiento judicial no fue respetado y el recurso de Casación fue injustamente rechazado por la Corte Suprema de Justicia, y se certifica la sentencia definitiva condenatoria el 18 de septiembre del 2003.



· A nivel jurídico, diversos abogados y abogadas consultados, tras analizar con detalle el expediente, señalan claramente que Karina no tuvo derecho a una justa defensa, ni a un debido proceso legal, derechos que garantizan nuestra Constitución.

Karina aún no entiende como la vida le ha llevado a esta situación. Sabe que si alguien no hace algo por ella, le quedan todavía 23 años de cárcel. A pesar de ello, su expediente penitenciario es intachable, intenta no desesperarse, y se prepara para el futuro: se ha graduado de bachillerato y ha participado en todos los cursos de formación que le han ofrecido. Cuando tiene oportunidad realiza trabajos para conseguir algún dinero y ayudar a sus hijas y su hijo.

Siete años han pasado y Karina sigue presa, con una condena de 30 años, inocente y acusada de un delito que no cometió. El Estado y la Sociedad le han fallado reiteradamente: madre adolescente sin información sexual adecuada, sin oportunidad de acceder a un trabajo digno, abandonada por el padre irresponsable de sus hijos. Cuando decidió controlar su maternidad le realizaron una mala práctica de esterilización en un hospital público. Perdió a su hija por la precariedad de sus condiciones de vida. Ha sido condenada por un delito que no ha cometido, frente a cuya acusación no tuvo una defensa pública seria y eficiente. Careció de los recursos económicos para pagarse una defensa privada que le permitiera luchar por demostrar su inocencia, y de los medios para demostrar que la pericia médica oficial era errónea. Además de todo ello, su caso ha sido utilizado en el pasado, sin escrúpulos, por el Diario de Hoy, para fomentar la disputa entre una organización antiabortista y el New York Times, cuando este no es en ningún caso una situación relacionada con el aborto. Todo ello mientras sus dos hijas y su hijo están privados del cuidado de su madre y para poder subsistir dependen de la poca ayuda que pueden prestarle sus familiares más cercanos.

Por eso hoy, 5 de mayo del 2009, hemos presentado RECURSO DE REVISIÒN del caso ante el Tribunal Tercero de Sentencia de San Salvador, y exhortamos a los jueces que la condenaron a aceptar dicho recurso, y permitir que Karina tenga por fin la oportunidad de demostrar su inocencia y recuperar su vida.
KARINA ES INOCENTE Y TIENE DERECHO A DEMOSTRARLO

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